[:es]La mitad de las personas que padece cáncer sufre malestar emocional y más de un 30% soporta trastornos psicopatológicos, que les obliga a precisar de una atención psicológica especializada. De esta manera, esta ciencia adquiere un papel fundamental en los tratamientos oncológicos destinados al paciente.
Un aspecto que debe integrarse en todas las etapas del tratamiento. Desde el momento en el que surge la patología y se le comunica al afectado hasta en los periodos en los que se suceden cambios físicos como la caída del pelo, etc. La ayuda de este profesional garantizará una mejor adaptación y enfrentamiento del afectado a la nueva situación suavizando así su miedo e incertidumbre.
Una atención que no debe estar enfocada solo al propio paciente sino que también debe ser extrapolarse a su entorno con el fin de que los familiares más cercanos sepan gestionar la situación y ayudar emocionalmente a la persona con cáncer.
Los expertos destacan que estas necesidades psicológicas pueden variar en función del tipo de cáncer y, en consecuencia, del pronóstico que tenga la persona, los tratamientos médicos a los que tiene que someterse y los momentos del proceso de la enfermedad. En este sentido, cada afectado se enfrenta a la situación de una manera diferente y, en función de ella, presenta unas necesidades dispares, por lo que es conveniente realizar una evaluación psicológica precisa de cada caso. Más aún cuando se trata de niños o de personas más mayores.
Esta atención psicológica debe ser una figura más dentro de los centros hospitalarios y tiene que estar integrada en el propio equipo médico como un eslabón más en la atención médica que recibe el paciente. Así, el tratamiento integral del paciente con cáncer debe atender tanto las necesidades psicológicas y sociales de quien padece la enfermedad como las de sus familiares.[:]